Con la participación de Osmar Zavaleta, decano asociado de Investigación de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
El nearshoring puede situar a México entre las 10 economías más grandes del mundo, pero debe mejorar en innovación, investigación y desarrollo, así como generar talento más sofisticado.
En los últimos meses, el fenómeno del “nearshoring”, definido como la relocalización de las cadenas de producción desde Asia, principalmente de China, ha cobrado mucha relevancia en nuestro país, debido al efecto que tendría la llegada de cientos de empresas, la mayoría manufactureras, en el crecimiento de la economía mexicana. Se dice que el nearshoring aportaría un punto porcentual adicional al Producto Interno Bruto (PIB) de México en los siguientes cinco o seis años, que detonará la inversión productiva y la generación de empleos.
¿Qué tanto es ficción y qué tanto es realidad? Para el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, el nearshoring es una realidad que representa la oportunidad de impulsar la exportación, la inversión productiva, la generación de empleos y la mejora de los niveles de vida que nuestra población merece.
Durante la presentación de los programas financieros institucionales de Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior, el pasado 15 de febrero, el funcionario reconoció que México vive un momento de oportunidad que difícilmente volverá a repetirse: la integración comercial con América del Norte, que no es solo un buen deseo, sino un proyecto que ya está en marcha a través de la relocalización de las cadenas de producción.
Ramírez de la O sostuvo que el nearshoring obliga a revisar las políticas públicas y privadas, a fin de potenciar la capacidad de innovación, de generación de tecnología, de formación y capacitación de los recursos humanos, de ubicación de nuevos parques industriales y de brindar un apoyo decisivo a las pequeñas y medianas empresas, dado el importante papel que desempeñan en la economía.
Este año, destacó, puede marcar el inicio del esfuerzo común para avanzar en la prosperidad que México demanda. “Tenemos claro el objetivo: impulsar el proceso de crecimiento económico de México”.
Ese es, indicó el funcionario federal, el compromiso: abrir los espacios de diálogo y de las propuestas con los exportadores, los proveedores, los pequeños y medianos empresarios y los representantes de los intermediarios financieros, y la conversación con todos los sectores productivos y sociales, con las cámaras y asociaciones empresariales. “Ya no es tiempo de ensayos, sino de cambios en torno a objetivos concretos”.
Germán Galván, socio de la consultora alemana Roland Berger, que recientemente abrió oficinas en México, coincide con el funcionario federal. “Hoy somos la economía 15 o 16, pero somos un país muy relevante en el mundo. Es muy sencillo perdernos en todas las oportunidades que no se han aprovechado, en las tareas pendientes, en los temas de coyuntura política; pero no olvidemos que México tiene todos los elementos para pasar de esa posición, a ser una de las 10 economías más grandes del mundo en la próxima generación”.
Estamos hablando, subraya, de que en los próximos 25 o 30 años, México debería estar en el grupo de las 10 economías más grandes del mundo, con un nivel de sofisticación mayor, con un nivel de desarrollo humano mayor, donde no solo tenga un mayor crecimiento, sino que nos convirtamos, de manera real y tangible, en un país de clases medias. “Esa debe ser la aspiración”.
En entrevista con Alto Nivel, el especialista en temas de energía, industrias reguladas, telecomunicaciones e infraestructura, dice que hay que poner la mira hacia delante, tener ambiciones grandes, que además están soportadas en hechos, no solo en buenos deseos, y pensar que si vas a ser una de las 10 economías más grandes del mundo en el transcurso de la próxima generación, se deben enfocar todos los esfuerzos y recursos a la innovación, investigación y desarrollo, así como a la generación de talento más sofisticado. “Hoy, el nearshoring es importante, es el punto de partida, pero ese tipo de palancas son las que nos pueden llevar hacia allá”.
La IED y el fenómeno del nearshoring
El proceso de relocalización de los centros de producción hacia México, que esencialmente estaban basados en China, se hace notorio en la Inversión Extranjera Directa (IED), explica Osmar Zavaleta Vázquez, decano asociado de investigación de la Escuela de Negocios y EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey. “En términos de lo que ha reportado el Banco de México en el último año ‒es decir, durante 2022‒ se estima un incremento de la IED en el país del 16%, impulsado por este tema”.
En entrevista con Alto Nivel, el investigador dice que hay quienes hablan de la necesidad que tiene México de incrementar su IED durante los siguientes cinco años en 55,000 millones de dólares (mdd), lo que nos llevaría a aumentar la capacidad de exportación en dicho periodo en alrededor de 150,000 mdd; pero hay otros que dicen que esta cifra debería ser del orden de los 75,000 mdd, con la intención de incrementar la capacidad de exportación en 155,000 mdd.
En el periodo 2017-2022, la IED acumulada ascendió a 163,700 mdd. El sector automotriz ocupó el primer lugar, con 28,219 mdd, seguido de servicios financieros (24,345 mdd), comercio (12,559 mdd), minería (11,544 mdd), información en medios masivos (10,026 mddd), transportes (9,452 mdd) y generación de energía eléctrica (8,201 mdd).
Cabe destacar que, durante 2022, la llegada de empresas extranjeras a México se incrementó de forma notable. El Banco de México señala, en un reporte, que las empresas internacionales comenzaron una migración masiva de sus procesos de manufactura, fabricación y ensamblaje al territorio nacional, debido a su posición geográfica, la eficiencia y costo de su mano de obra, y otros factores.
¿Cuánto aportaría al PIB el nearshoring? Ignacio Saralegui, estratega de inversiones de Vanguard, estima que esta relocalización podría estar agregando alrededor de un punto porcentual adicional por año al PIB. “Este año vemos una recesión leve en EU, pero incluso en ese escenario estimamos que la economía mexicana crecerá entre 1.8 – 1.9% y casi 2% en 2023. Entonces, el nearshoring es algo muy positivo para la economía mexicana”.
Osmar Zavaleta Vázquez es más optimista. “Si las cosas se hacen como deben hacerse, si se da esta redefinición de la política industrial del país y se atienden algunos de los retos que tenemos, como los aspectos fundamentales que determinan la IED, si todo eso se corrige, se trabaja al ritimo que se requiere, el nearshoring podría agregar, sin problema, 1.5 puntos porcentuales al PIB por año”.
Industria automotriz, a la cabeza
El sector más beneficiado hasta ahora, indica el investigador, es el sector automotriz, que juega un papel muy importante para la economía mexicana y más ahora, con el reciente anunció de inversión de Tesla en Nuevo León, estado fronterizo donde planea construir una megafábrica para producir autos eléctricos y que tendría un costo de 10,000 mdd (en los últimos cinco años, 20 de cada 100 dólares de IED han sido atraídos por el sector automotor).
Zavaleta Vázquez destaca que esta inversión va a implicar la integración, en esta cadena global de suministros, de entre 30 y 40 empresas de primer nivel, que empezarán a instalar sus fábricas y centros de distribución en Nuevo León, para ser proveedores de primer nivel de Tesla. “Ese es un ejemplo muy puntual de lo que está pasando con el incremento de la IED alrededor de este fenómeno del nearshoring”.
Actualmente, México es el quinto exportador mundial de vehículos ligeros, el séptimo fabricante de automóviles en el mundo y el primero en América Latina (91% de la producción se destinó al mercado de exportación), el cuarto exportador mundial de autopartes y el primero al mercado de EU. Además, el sector automotriz es el primer generador de divisas del país, con una balanza superavitaria de 99,000 mdd; su contribución al PIB manufacturero es del 18% y del 3.6% al PIB nacional; y genera 979,235 empleos directos (22% del empleo manufacturero del país).
¿Qué otros sectores se verán beneficiados por este fenómeno? El investigador dice que otros jugadores que se verán beneficiados son: la industria aeroespacial, dispositivos biomédicos, electrónicos, enseres domésticos, textil, química y alimentos procesados, que ya tienen cierto desarrollo de capacidades, de vocación y preparación de talento, y donde existe gran potencial.
Para Gilberto Lozano, director de Roland Berger en México, el nearshoring es un tema de oportunidad para diferentes industrias, que van a ir detonando a lo largo del tiempo.
“Claramente, el tema de manufactura es muy muy rápido, muy visible, pero al momento que detonas esto, detonas hacia atrás otro tipo de cuestiones, como la logística y la distribución, que a su vez detona la necesidad de generar puertos, puntos de salida, puntos de entrada, puntos de comercio, entre otros; y, junto con ello, la sofisticación del empleo en algunas actividades. Por eso, el tema del nearshoring es un buen detonador de desarrollo”, comenta.
Un desarrollo más equilibrado
¿Qué regiones serán las que atraerán más inversión? Zavaleta Vázquez, de la Escuela de Negocios y EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey, dice que el norte es el más atractivo para el nearshoring, especialmente los estados de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo Léon y Tamaulipas; seguido de El Bajío, donde destacan estados como Querétaro y Aguascalientes por la industria aeroespacial y automotriz, respectivamente.
Y por lo que está ocurriendo alrededor de la industria electrónica, agrega, se encuentra Jalisco, que tiene un potencial importante en la industria de los semiconductores y donde empresas como Intel, junto con instituciones educativas e inversionistas, están definiendo cómo, a través del desarrollo científico y tecnológico, se puede facilitar la integración de pequeñas —tal vez más bien medianas— empresas a las cadenas globales de proveeduría.
“Puntualmente, en la industria de los semiconductores vemos un potencial importante, sobre todo porque ‒al menos hablo desde las capacidades que tenemos en el Tecnológico de Monterrey‒ ya hay un camino recorrido alrededor del diseño de semiconductores. Entonces, creo que es algo que podemos ofrecer a la industria para dejar de lado esta dependencia que existe actualmente con China; y muy probablemente propiciar o detonar programas de desarrollo que nos permitan potenciar las capacidades de producción que ya tenemos en diseño”, subraya.
En el caso del sureste reconoce que, para que la región sea atractiva para el nearshoring, se deben mejorar muchas cosas, entre ellas el tema de innovación, desarrollo de talento e infraestructura y logística. “Veo un potencial importante en sectores como el de alimentos procesados, pero para detonar esta región se tiene que invertir mucho como país”.
Hoy, agrega, lo único que rescataría es el corredor transístmico, una de las principales obras contenidas en el Programa Nacional de Infraestructura de México, con el cual se buscaría aumentar el comercio con EU, Asia y Europa, y ser una alternativa frente al canal de Panamá, sobre todo para hacer más eficientes los costos operativos.
“Esto sí va a propiciar la conexión de todos los estados que están en ese corredor (Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz) con el este de EU, pero es un ingrediente que no se hizo con la intención de redefinir la política industrial de México. Es necesario un plan de desarrollo, donde participen el gobierno federal y la iniciativa privada para detonar el crecimiento de estas regiones y propiciar un desarrollo más equlibrado, que no sean los mismos estados los ganadores de siempre con estas inversiones”, menciona.
Un as bajo la manga
¿Nos va a alcanzar con lo que hoy podemos ofrecerle a las empresas que están relocalizando su producción? Zavaleta Vázquez piensa que sí, aunque reconoce que se tiene que mejorar en muchos aspectos: “Sí nos alcanza, sobre todo porque yo veo una ventaja competitiva muy importante en México alrededor del T-MEC, que abre un mercado potencial de 500 millones de consumidores entre México, Estados Unidos y Canadá (el 6% de la población mundial). Para mí es muy importante que diferentes organizaciones, no necesariamente de EU, estén pensando en la relocalización de sus centros de producción en México, para acceder no solo al mercado norteamericano, sino también a todos los mercados con los que México tiene tratados comerciales, entre ellos el de América Latina”.
Un elemento clave del T-MEC, destaca, es el Capítulo 20, que tiene que ver con la propiedad intelectual, que les da mucha certeza no solo a las empreas de EU, sino también de otros países, incluso en caso de que hubiera transferencia de tecnología. “Cuando EU trasladó buena parte de su producción a China por lo barato que resultaba la mano de obra y por su gran mercado interno, al contar con una población de 1,300 millones, no pensó en el alto costo que pagaría al hacerlo. Su tecnología fue copiada y en algunos casos mejorada, lo que le significó grandes pérdidas en materia de propiedad intelectual”.
Publicado originalmente en Alto Nivel.